lunes, 21 de diciembre de 2009

Los Acantilados de Guaza

Buceo desde barco - nivel fácil.
Los Acantilados de Guaza se encuentran a algunos minutos en barco desde las Americas. Enclavados entre los Cristianos y la ciudad del Palm Mar, ofrecen un poco de tranquilidad a grandes colonias de aves marinas.

La Montaña de Guaza y sus acantilados están clasificados como Monumento Natural en la lista de los Espacios Naturales Protegidos de Canarias. Su geología es muy específica y casi única. Nuestro plan de inmersión es simple: bajar en el fondo y subir en escalón a lo largo de los desprendimientos que la erosión arranco de la pared con el paso del tiempo…

El ancla se tiró con gran precisión. Es un cardumen grande de roncadores que nos acoge una vez el descenso terminado. A medida que nos acercamos a ellos, se agrupan lentamente y se dirigen hacia las rocas, ciertamente en busca de un relieve que les ofrezca más protección. Un pequeño banco se separa del grupo, son burritos listados. Más tímidos, desaparecen rápidamente entre las grandes rocas. El ancla se reenvía hacia la superficie, buceamos a la deriva.


El fondo arenoso se encuentra a unos 25 metros de profundidad y se extiende en dirección a las jaulas marinas. Cubierto de anguilas jardineras, se puede también encontrar una gran diversidad de rayas. Esta mañana, es un ratón que nos visita. Pasa a algunos metros de nosotros y sigue su camino sin dar la vuelta… Nos acercamos de los desprendimientos y empezamos nuestra exploración. Es aconsejable equiparse de una linterna o foco, ya que el lugar está a la sombra por la mañana…


Entre las rocas, se encuentra toda una vida en miniatura que nos espera. A pesar de que el erizo de lima esta presente en gran número, se puede ver un amplio abanico de especies de pequeño tamaño, camarones limpiadores y sus anémonas, barrigudas en todas las direcciones, cangrejos flechas enrollados a las espinas de los erizos diadema… Pero mi ojo esta atraído por algo rojo. ¿Será una cigala canaria? Lentamente acerco mi cámara fotográfica y la deslizo delicadamente entre dos rocas… ¡Sorpresa, la fotografía no es tan mala! Mi compañero me llama, encontró a una morena negra



Hacia los 12 metros de profundidad, un cardumen de herreras corta la prioridad al grupo. Les observamos pasar sin movernos, cuento una pequeña centena. Nadan rápidamente en dirección al litoral, una barracuda solitaria de aproxidamente un metro cierra la formación… Si seguimos la subida con la roca a mano izquierda, encontramos una pequeña cueva a poca profundidad. Pero esta vez guardaremos las rocas a mano derecha, en dirección a la pared.


Y allí está, vertical, tan vertical. Una quincena de metros que prolongan la masa impresionante vista desde la superficie. Poco peces están presente por aquí, el lugar está tan, liso… Un vistazo a las reservas de aire y nuestro guía de grupo despliega su globo de descompresión. Las paradas de seguridad serán la ocasión de alejarnos de esta gigantesca pared, para que el barco de buceo pueda venir a recuperarnos sin dificultad. Una vez a bordo, mi mirada se dirige de nuevo hacia estos acantilados y me imagino este espectáculo a escala humana, estos gigantes con los pies mojados. Hay que volver con un gran, un enorme angular…

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