viernes, 8 de mayo de 2009

Las Eras

Inmersión desde la orilla – nivel fácil (según condiciones meteo).
El pueblo de las Eras se encuentra justo después del Poris de Abona en dirección a Santa Cruz, la capital. Una vez llegas al pueblo hay que girar hacia la derecha en un laberinto de pequeñas calles que está bordeada por pequeños edificios.

El punto de entrada de esta inmersión se hace por la playa que ha sido recientemente acondicionada. Mucha atención ya que la costa Este de Tenerife es famosa por su viento dominante desde el Nordeste, lo que puede impedir la entrada al agua si sopla muy fuerte. Entramos en el agua y rápidamente la pequeñas rocas reemplazan rápidamente a la arena negra de la playa. Nadamos en superficie unos metros para encontrar un poco de profundidad y comenzar la inmersión más o menos en la punta del dique.

Seguimos la inmersión dejando la roca a mano izquierda (dirección Norte), y dejando la zona de arena en mano derecha. Notamos una ligera corriente en contra. Sin prisa y lentamente avanzamos siguiendo el fondo. Apenas pasados dos minutos de inmersión ya estamos a 15m de profundidad. Media docena de peces loro (viejas) nos escolta durante algún tiempo. Hoy la visibilidad es excelente, unos 20 metros: un verdadero placer. Las anguilas jardineras están presentes en gran número y siempre dispersadas sobre el fondo de arena, orientándose en contra de la corriente para la búsqueda de alimento. Las anguilas no pueden ayudar en nuestra navegación ya que podemos saber la fuerza y la dirección de la corriente.

El veril no esta muy poblado de vida pero buscando bien llegamos a encontrar algunas anémonas y a un picopato (morena tigre). Un pulpo muy curioso llama nuestra atención. El animal sin miedo se lanza hacia mi cámara fotográfica y deja sus tentáculos clavados en mi objetivo. Me quedé intrigado y quería llevarlo a su agujero para estudiar su comportamiento tranquilamente...



A medida que progresamos el verde cede el lugar al azul. A 30 metros de profundidad el veril gira precipitadamente hacia el Oeste. Ya es hora de subir a menor profundidad. Ya llevamos unos 25min de inmersión y la mitad del camino recorrido. Es necesario aletear unos treinta metros para acercarse a la orilla. Dos nudibranquios parecen literalmente clavados a la pared y me quedo un momento a la espera para poder inmortalizar la escena, pero mis técnicas de fotografía submarina no están aún del todo afinadas asi que no hay fotografía que enseñarles esta vez. Lentamente dejo el fondo y las marcas dejadas por rayas en la arena. Al final la pared del veril es casi vertical es todo un espectáculo.


Llegamos en un plato a unos veinte metros de profundidad. Algunas barracudas se agrupan por encima de nuestras cabezas. Los sargos se dirigen en nuestra dirección siguiéndonos durante unos buenos minutos. El punto de inmersión de las Eras es muy frecuentado por los submarinistas locales, sobre todo los fines de semana. Los peces se acostumbran pues a alimentarse con los erizos diadema que son erradicados por los submarinistas con el fin de controlar a su población.

Ya es hora de dar la vuelta y de dirigirse de nuevo hacia la playa (dirección Sur). La parte menos profunda del plato se encuentra entre doce y quince metros de profundidad y esta delimitado por otra pequeña pared de 8 a 5 metros de altura. Las proyecciones rocosas son numerosas aquí y ofrecen protección a la fauna más tímida como las catalufas o cangrejos flechas , pero no encontrarás coral negro en esta inmersión.


Al bordear la roca a 12 metros de profundidad, se encuentra a mano derecha la entrada de un túnel. Tiene más o menos 150 m de distancia desde el primer veril (aquél que sube de 20 a 30 metros…). El “Swim trough” (túnel) como dirían nuestros amigos anglosajones, no presenta peligro aparente: es posible dar la vuelta dentro o asistir con aire a un submarinista. La salida es un poco más estrecha y obliga a pasar en fila de a uno durante dos o tres metros.



Hay luz solar en el túnel que entra por una grieta situada en el techo. Allí podremos encontrar esencialmente camarones y una bonita anémona rosada entrando a mano izquierda. El túnel es bastante corto (unos veinte metros) y desemboca en el espacio muy cerrado y a cielo abierto. A la salida, las proyecciones rocosas son numerosas y muy pronunciadas. Los peces trompetas pululan en este lugar y el tamaño de algunos sobrepasa el de los más grandes especimenes que he tenido la oportunidad de encontrar en el mar rojo.

La corriente nos empuja suavemente hacia la salida. En camino, un par de chocos (sepias) nos observan muy atentos mientras que les contemplamos casi inmóviles. Bordeamos pues la roca a mano derecha para llegar a las rocas artificiales que componen rompe olas. Aquí nos detenemos algunos minutos para efectuar nuestra parada de seguridad.
De repente una sombra amenazando me hunde en la oscuridad: un pescador submarino acaba de epasarnos justamente sobre nuestas cabezas, arrastrando detrás de el una boya donde cuelgan tres pescados loros y un pulpo. Una visión un tanto desagradable que vuelve a sumergirme de golpe en la realidad de este mundo que habíamos abandonado durante una hora…

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