La Arenita

Buceo desde barco - nivel intermedio.
La Arenita es sin duda uno de los mejores puntos de inmersión en el sur de Tenerife. Se encuentra entre el faro de Punta Rasca y El Palm Mar.


La ancla esta tirada por 25m de profundidad. Esta vez, la bajada es lenta, la corriente moderada. Una vez al fondo, se sube la ancla con un globo lleno de aire, nos vamos en deriva, y el barco volverá a buscarnos a las paradas. Así como lo muestra esta imagen, pasamos a pitón rocoso a mano izquierda y encontramos un acantilado abrupto que desciende hacia los 50 metros.

Un pequeño mero pasa rápidamente debajo de nosotros, y un cardumen de burritos africanos (Parapristipoma octolineatum) se agrupa. Intrigados en primer lugar por nuestra presencia, se alejan tranquilamente hacia el fondo.



Esta vez, no bajaremos mas que 30 metros porque un pez particular llama nuestra atención: un tamboril (Chilomycterus agringa) lentamente se desplaza a lo largo de la pared, y nos inspecciona de sus ojos globulosos cuando nos acercamos. Lo seguimos pacientemente y nos lleva todo derecho hacia un cardumen de bicudas (Sphyraena viridensis) inmóvil e inquisidor.

Las paredes de la roca son recubiertas de coral negro, un paisaje espectacular, pero que requiere la utilización de un foco para aprovecharlo completamente. Una morena negra se desplaza de grieta en grieta, y pasa justo detrás de este cangrejo araña (Stenorhynchus lanceolatus) que nos presenta una de sus patas puntiagudas como bienvenida, cuando nos acercamos.




Pero ya es tiempo de empezar nuestro ascenso. Nos dirigimos hacia la costa siguiendo el fondo. De camino, a una veintena de metros de profundidad, encontramos grandes envergaduras de Confite.
Son agrupamientos de varias algas (como la Lithothamnion corallioides o tambien la Phymatolithon calcareum). En forma de " bola de coral " se dispersan sobre las superficies arenosas.

Seguimos un cañón bordeado con ramas de coral negro e invadido por pez trompeta, hasta llegar en la zona de las paradas, cerca de la orilla.

Saldremos la sonrisa a los labios, un cardumen de una cincuentena de medregales acababa de ofrecernos un espectáculo inesperado, pasando muy cerca de nosotros. Una bonita inmersión.